Porquè... a cura di Martha Luisa Montes Pawlovsky view profile |
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Aldo, un amigo, me ha escrito: “Simpàtico el sito creado, entiendo todo, pero dime ahora que tienes en la cabeza”. En efecto querìa saber porque lo he creado. Hay siempre un fin, mas o menos oculto, en nuestros actos cotidianos y si uno decide, de médico, crear un sito que no tiene nada que ver con su propia profesiòn deberìa ser sostenido de un proyecto importante en la vida. ¿Cùal? Seguramente no “haré polìtica”, ni tengo la intenciòn de abrir una actividad comercial. Mi trabajo me basta y sobra. Todavìa admito que Aldo como buen directivo, tiene razòn, nunca se hace nada sin un motivo preciso. Yo, en cambio, desde el inicio no tuve un objetivo fijado, sino aquel de seguir siendo en mi vida de hombre el màs irònico posible. Escribir romances y tener el coraje de publicarlos violenta la privacidad de una persona, porqué muchos, leyendo los escritos, identifican personajes en el autor, en la persona que escribe, excavan en su vida como si uno pudiese poner en cada pàgina un fragmento preciso del camino percorrido o del propio pensamiento. Yo estoy elaborando el décimo tercer romance, por juego, quién sabe cuàntos llegaré a publicar de los ya terminados, ojalà ninguno mas, y no creo que en este gran sumario de correspondencia que llega casi a las 1500 carpetas, yo tenga asì tantos argumentos de vida para llenar mis escritos. Ahora ya no hay nada de personal en mis libros. Arbasino decìa que todos escriben su primer libro de golpe, porque es el diario de suvida, el segundo sale dificìlmente, porque no hay mas argumentos personales para usar. Tiene razòn, escribir de fantasìa no es simple. Al final vemos como la privacidad puede ser puesta a riesgo, quien lee mis escritos entiende al revés mi fantasìa con una realidad diferente. Y asì, como el querido Aldo, ha comprendido mal una señal electrònica con un proyecto importante, que por el momento no tengo verdaderamente. Mañana por la mañana, al despertarme aquello tomarà una luz y entonces el sito se convertirà en el vehìculo de difusiòn de una idea. Hoy en vez no es asì. Por ahora el sito nace de una simple reflexiòn. Si se llega a tener el coraje de escribir ideas y de darlas a la prensa, un mìnimo de publicidad a los propios pensamientos van hechos, si no aquello que uno ha escrito queda en una caja cerrada, que serà leìda sòlo de los hijos y parientes mas cercanos. Yo, poniéndolos a todos juntos, no llegaré ni siquiera a los veinticinco lectores del Manzoni. No habrìa alguna satisfacciòn. El sito da notoriedad pùblica a mis ideas, que pongo en mis personajes, que uso para manifestar mi filosofìa sobre la vida, y que no tiene nada que ver con la historia de mi vida. ¿Mucho coraje? Lo juzgaràn mis menos de veinticinco lectores. Querido Aldo, todavìa por ahora ten celada tu sospecha, porqué quizàs antes o después te daré razòn y haré como todos, dar un sentido mas concreto a cuanto he hecho. |