Sacado del
inicio del romance inédito La Locanda di Lupo di mare, de
Alessandro Bertolini.
A las generaciones nacidas y crecidas durante la segunda post-guerra les han
sido inculcadas mitos que constituìan una clase de certeza ùnica. El
Resurgimiento, Garibaldi, la Grande Guerra y la lucha de los guerreros
italianos contra el facismo (partigiani) han sido, en la educaciòn escolar
de aquellos muchachos, puntos fijos y verdad indiscutible. Son las columnas
en las que se han fundado la Italia moderna.
Una cierta historiografìa también ha elogiado las Guerras Pùnicas, el
periodo de las Casas Comunales, la lucha a Barbaroja, y sé también del
descubrimiento de América, para dar a nuestra naciòn un orìgen unitario,
sòlido y motivado. El mismo suceso con el Resurgimiento y la guerra de los “
partigiani” (se llaman asì los guerreros contra el facismo). Se ha hecho un
gran recurso al pasado positivo, usado para explicar la bondad de la
historia contemporànea.
De una parte, con la caìda de la Primera Repùblica, todo aquello que durante
los años de la escuela ha constituìdo una forma de dogma patrio, ha sido
enviado de golpe a la maceraciòn.
Garibaldi fué puesto en discusiòn como oportunidad polìtica de ideas de
sucesiòn, que ven en el héroe de los dos mundos el inicio de un estado
unitario derrochador. Con él ha sido puesta en discusiòn la lectura de todo
el Resurgimiento, transformada la bùsqueda de identidad nacional en simple
acto colonial saboyano. No es que la cosa tenga un significado equivocado en
la reelectura honesta de todo lo que ha sido, porque el paìs no se uniò a la
par, sino fué una anexiòn violenta a un sur culto y en cierta forma mas
desarrollado que un norte màs pràctico y embrollòn. El sur era sòlo menos
pragmàtico.
La Grande Guerra, una destrucciòn colosal, en los años oscuros del vetésimo
año facista ha sido transformada en una cuarta guerra de Independencia,
ignorando voluntariamente que habìa costado 650,000 vidas, la mayor parte
perteneciente a la faja del campesino.
La Resistencia a su vez, ha comenzado a vacilar bajo los golpes feroces de
una inspecciòn històrica que pocos años atràs era impensable. A bastado poco
y de golpe todo ha cambiado, tan ràpido que no todos han comprendido.
Yo soy entre ellos que se han dado cuenta tarde que la verdad adolecencial,
hasta aquel momento indisoluble, habìa entrado en crisis , atacadas y
enviadas a pique, de todos los que comenzaban a mirar con justa indignaciòn
las “Foibe” (montañas con precipicios donde botaban a los facistas) y a los
meses oscuros del verano de paz del 1945. Con ellos he llegado a considerar
como señales de insulsa violencia los eventos tristes del final de la guerra
y encontrado, en estos, motivos para considerar la lucha “partigiana” todo
un acto indignante lejos de la verdad.
Se ha pasado de un extremo a otro, por un simple oportunismo polìtico.
Esta clase polìtica, que por cuarenta años habìa hecho de la Resistencia el
propio sìmbolo, con una forma de justicia sumaria, ha sido lanzada al vacìo,
trajinàndo al abismo la guerra en la montaña y sus significados morales.
Con esta actitud y polìtica decadente han destruìdo uno de mis mitos
juveniles.
Yo he llegado tarde a entender estas transformaciones y también las he
combatido. Ahora que soy mas reflexivo, admito que no he separado de mi
corazòn el interés por los meses vividos de una entera generaciòn de montaña
en la clandestinidad.
Nosotros crecìamos con el slogan “Ahora y siempre Resistencia”, “ Hay una
nueva ReSistencia”. Un juez, en un ùltimo discurso hecho antes de la
jubilaciòn, dijo no decir por decir: “Resistir, resistir, resistir”.
Era como si en los años de la escuela fuera un interés de hacer confluir los
pensamientos de todos sobre el peligro facista, siempre pronto a
manifestarse, que de vez en vez coincidìa con el peròdico del régimen, con
la policìa de estado, con las matanzas o con lo que decìa una propaganda de
izquierda. El Terrorismo de los años setenta ha dado la primera sacudida,
porque, aunque si se ha vuelto a llamar algunos modos de ser de la
Resistencia, no era pensable asimilarlo en los métodos de la lucha armada en
la epopeya “partigiana”.
La crisis en nuestras conciencias se ha manifestado propio en el modo de ser
y proponernos en una cierta polìtica de izquierda, que se ha manifestado en
la Lucha armada. ¿Pero qué querìan estos, hacer caer un estado democràtico,
nacido con la Resistencia, en el cual el bienestar de todos era garantizado
por el derecho constitucional?.
En los años noventa el facismo desapareciò, aduanado con un poco de agua
oligomineral, y convertido en una derecha democràtica, que ha reclutado las
masas y esto ha sido el segundo hecho que ha puesto en crisis el mito de la
guerra de Liberaciòn.
Ahora, si el facismo no existe mas por su decisiòn, ¿puede existir el
antifacismo todavìa?
Creo propio que no. Para derrotar el enemigo no se recurre a una lucha
abierta, se cambia la ideologìa profesada y quien la combatìa no tiene mas
motivo de existir. Desaparecidos facismo y antifacismo también la
Resistencia se vuelve obsoleta y quizà pueda ser revista en su sustancia
real, sin prejuicios nì de una parte ni de otra.
La otra semana estaba en la cola para jugar el billete del Totogol
(Totocalcio). Los tiempos han cambiado y yo, como decìa, lo he entendido
tarde. Detràs de mi tres muchachos bien vestidos, crecidos con los mitos del
celular, del auto deportivo y de los divertimientos,
se cambiaban chistes.
“¿Saben aquella del concurso Europeo?” Ninguno la sabìa, ni tampoco yo.
“Viene organizado un concurso con fondos de la Uniòn Europea. El tema es una
rebusca original financiada de Europa sobre el elefante. Las preguntas son
presentadas de los zoològicos europeos. Un alemàn propone un estudio sobre
la vida social del elefante, para establecer el modo de comportamiento en el
grupo, la jerarquìa y el respeto de los individuos ancianos. Un rebuscador
francés propone profundizar el aspecto alimenticio del elefante, para
considerar los riesgos de extinciòn del animal. De Bélgica uno propone
estudiar las fases de concepciòn, de gestaciòn y lactancia del elefante,
para preparar la comunidad cientìfica a protegerlo de la extinciòn y dar
inicio a una eventual fecundaciòn artificial.
El zoològico italiano mas conocido llega a proponer un estudio retrospectivo
sobre “El elefante y la Resistencia”.
Los escuchaba con curiosidad, como siempre se hace, cuando alguien cuenta un
chiste a voz alta. Confieso que al final también yo he reìdo un poco. Ha
sido un reìr sufrido, que me ha hecho sentir incòmodo.
Es la señal de los tiempos.
Sòlo veinte años atràs nadie se habrìa permitido de pensar con esta frialdad
similar. Yo mismo me habrìa quedado indignado. Hoy uno de los mitos de mi
adolecencia ha sido ensuciado en un bar y no logro hacer nada, porque
también yo he cambiado.
La revisiòn, tangentopoli, el nuevo curso de la polìtica, han demolido en la
conciencia colectiva el mito justo de la Guerra “Partigiana”, sin embargo no
logro todavìa darme una razòn. Para mi la Resistencia queda todavìa como un
valor absoluto, indisoluble y para defender. Lo pienso y sostengo a capa y
espada, aunque si comprendo que me estoy volviendo parte de una minorìa
fuera del tiempo. Si continuara a seguir pensando en esta manera, me
convertirìa ciertamente en una especie de extinciòn.
Todos somos hijos de aquel proceso històrico, derecha, izquierda, centro,
somos todos ciudadanos de un estado democràtico que trae sus orìgenes de la
lucha por la liberaciòn, de una guerra civil que ha logrado una claridad en
el paìs, que ha derrotado una dictadura.
Hoy todo està pronto para que al interno de una competiciòn electoral una
parte polìtica predomine sobre otra y gobierne, cosa imposible de pensar en
la época facista. Es muy còmodo dar la contra a la situaciòn polìtica y
econòmica del paìs, despreciando el hoy como culpa del que se diò a la
guerra ”partigiana”.
Al final me queda una sola reflexiòn: no me interesa quién està en el
gobierno y quién en la oposiciòn, esto forma parte de una normal competiciòn
polìtica en una repùblica democràtica, pero soy contrario a quién iza, como
estandarte, la negaciòn absoluta de la guerra de liberaciòn del nazi-facismo
como principio moral para perseguir un propio vantaje electoral.
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